El derrame pleural consiste en la ocupación del espacio pleural, que está comprendido entre los pulmones y el tórax, por un exceso de líquido. De forma natural suele haber una pequeña cantidad de fluido en la región, pero esta patología se produce porque hay más de lo normal.
La mayoría de los casos con exceso de líquido en el tórax suele tener afectación de los dos pulmones y la etiología más frecuente es la insuficiencia cardiaca.
Causas
Las causas del acúmulo de líquido en la pleura, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), pueden ser:
- Insuficiencia cardiaca: según la Fundación Española del Corazón, esta enfermedad consiste en un desequilibrio entre las necesidades del cuerpo y la capacidad del corazón para bombear la sangre.
- Enfermedades sistémicas como la hipertensión.
- Enfermedades ginecológicas y digestivas benignas: las patologías ginecológicas, como la endometriosis o la hiperestimulación ovárica pueden ocasionar derrames pulmonares. Por otro lado, las digestivas, como los pseudoquistes pancreáticos (saco lleno de líquido) pueden ser una de las causas de esa afección.
- Cáncer de diversa índole.
- Enfermedades del hígado, como la cirrosis.
- Algunos medicamentos pueden causar derrame pleural. Los más frecuentes, según la Separ, son “los secundarios a amiodarona, nitrofurantonía, metisergida y bromocriptina”.
- Tuberculosis: es una enfermedad bacteriana que afecta principalmente al pulmón y es muy contagiosa.
- Enfermedades inflamatorias e infecciosas pulmonares, como la neumonía.
- Las cirugías abdominales o torácicas, en algunas ocasiones, provocan esta enfermedad. Puede afectar a uno de los pulmones o a los dos. Los derrames suelen ser pequeños, asintomáticos y se curan al mes espontáneamente.
Síntomas
Algunas veces las personas con derrame pleural no muestran signos. A pesar de ello, los síntomas más frecuentes son:
- Dolor torácico: éste empeora con la tos o cuando el paciente afectado respira en profundidad.
- Tos.
- Dificultad respiratoria o disnea.
- Fiebre.
- Hipo: se ocasiona por un movimiento involuntario del diafragma (músculo que se encuentra en la base de los pulmones).
Prevención
Según Carmen Marrón Fernández, del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Doce de Octubre de Madrid, “el tratamiento de la causa que lo produce puede prevenir su aparición”. Además, el diagnóstico acertado y temprano del origen del derrame pleural es muy importante para prevenirlo.
Cuando se confirma el diagnóstico de líquido en el pulmón, se pueden preveer las consecuencias colocando un drenaje de este líquido de forma precoz, afirma Marrón.
Tipos
Esta patología se divide en dos tipos según la etiología o el origen de la misma:
- Transudado: está causado por el líquido que se filtra debido a la presión elevada de la sangre. En estos casos, la pleura está sana. El trasudado suele estar originado en su mayoría por insuficiencia cardiaca y, en menor medida, por cirrosis hepática.
- Exudado: en éste la procedencia puede variar, las más frecuentes son: el bloqueo de los vasos, tuberculosis, neumonías, lesiones pulmonares o tumores.
- También hay situaciones de derrame maligno. La mayoría de éstas, según la Separ, son ocasionadas por tumores en el pulmón.
Diagnóstico
Para la correcta visualización de esta enfermedad, las pruebas diagnósticas indicadas son:
- Radiografía de tórax: permite ver en dónde se localiza la enfermedad.
- Ecografía torácica: es la prueba más sensible para localizar a qué profundidad se encuentra el derrame.
- Videotoracoscopia para la biopsia pleural: se hace una incisión para acceder al tórax con una cámara pequeña.
- Análisis de líquido pleural: se usa para analizar las bacterias, células cancerosas y el nivel de proteínas en sangre del paciente.
- Tomografía Computarizada (TC).
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